Friday, May 05, 2006

El cazador de osos

Frank estaba emocionado con su nuevo rifle, así que se fue a cazar osos. Se encontró con un pequeño oso de color marrón y le disparó.

Entonces sintió un golpecito sobre su hombro y se dio vuelta y vio un gran oso negro que le dijo:

- "Tienes dos opciones. O te golpeo hasta la muerte o nos entendemos con sexo".Frank decidió agacharse. Aunque se sintió dolido por 2 semanas, rápidamente se recuperó y juró venganza. E inició otro viaje para encontrar al oso negro y cuando por fin lo encontró le disparó.

Entonces sintió otro golpecito en el hombro. Esta vez un enorme oso gris estaba a su derecha. Era más grande que el oso negro y le dijo:

- "Esto te va a doler mas a ti que a mí pero tienes dos opciones. O te golpeo hasta la muerte o nos entendemos con sexo".

Otra vez Frank pensó que era mejor perder su dignidad que su vida. Aunque sobrevivió, pasaron muchos meses hasta que logró recuperarse. Ultrajado, se dirigió de nuevo al bosque con una sola meta: ¡¡Venganza!!

- Logró encontrar la pista del oso gris, lo ubicó y le disparó. De nuevo sintió un golpecito en el hombro, se giró y vio un gigantesco oso polar mirándolo fijo, que le dijo:

- "Admítelo Frank, tu no vienes a cazar."

Una sonrisa

Un hacendado se va por negocios a la ciudad por dos semanas, y deja todo al cuidado de su capataz.
Ya sabes, cuida bien todo, no vaya a pasar algo.
No se preocupe patrón, que nada va a suceder.
No sé, es que tú eres bien bruto.
Dos semanas después vuelve el hacendado.

Y, Cholo, ¿Alguna novedad?
No patroncito, nada ha pasado.
¿Estás seguro? Que tú eres medio bruto.
Bueno, ahora que lo dice, sí pasó algo, se murió su gato.

¡Mi gato de angora! ¿Cómo que se murió mi gato?
Se murió de indigestión.
¿Cómo que de indigestión? Si sólo comía atún y caviar.
Es que comió carne de caballo.
¿Qué caballo?
Su caballo pues patrón, es que se murió y había que aprovechar la carne.

¡Bruto! ¿Qué pasó con mi caballo de paseo?
Se murió del esfuerzo.
¿Qué esfuerzo?
Pues de cargar agua.
¡Agua! ¿Para qué?
Para apagar el incendio.

¿Qué incendio?
El de su casa, pues.
¿Mi casa de campo? ¡Qué le hiciste a mi casa!
Nada, se quemó por la vela.
¿Qué vela?
La del velorio de su esposa.
¡Mi esposa infeliz! ¿Qué le pasó?
Se murió de la impresión.

¿Qué impresión?
¡Sí! De la impresión de ver a sus hijos ahogarse.
Y el hacendado empieza a AHORCAR al capataz cuando éste suplicando dice:
¡Ya no más! ¡Ya no más patroncito! De haber sabido que se iba a poner así, no le hubiese contado lo del gato.

Wednesday, May 03, 2006

Marica al cielo

Un famoso maricón, que tantas veces había dado y otras tantas recibido, un
buen día muere y llega en presencia de San Pedro.
El Santo le dice paternalmente:
"Querido hijo, para entrar al paraíso deberás responder a mi pregunta, para la cual seguramente no estas todavía preparado; en tanto, toma esta pastilla. Y le da un comprimido blanco del tamaño de un botoncito. "Ve al baño y tómala con un poco de agua, luego vuelve a mi".

El maricón, estupefacto lleva a cabo la orden y, después de algunos segundos va al baño, donde se libera en una terrible y maloliente diarrea por 10 minutos seguidos. Terminada la cagada, se reencuentra blanco y demacrado frente a San Pedro, que lo mira con ojo clínico, y le dice:

"Aún no te encuentro listo", y le da una pastilla del tamaño de un maní y lo invita a comportarse como la vez anterior.
Esta vez el efecto de la pastilla es mortal, el maricón caga diarrea ininterrumpidamente por 3 horas, y luego, extenuado, se encuentra delante del Santo. Después de un atento examen, le dice:
"Todavía no estas listo" y le da otra pastilla, ahora de la dimensión de una uva.

El efecto es terrible, espantoso, bestial. Una megacagada de 12 horas con fisura de ano y hemorroides múltiples.

El maricón, ya convertido en una larva humana, vuelve delante del Santo hombre, quien lo mira y aprueba con la cabeza:

"Si, ahora seguramente ya estas listo para mi pregunta:
¿Has entendido para que sirve el culo?"